La Huelga General. Periódico Libertario. Nº 6

¿Habrá sangre? -Si;mucha.
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No es que nosotros deseemos una revolución sangrienta. Hartas pruebas tenemos dadas de amor a la humanidad para que se nos crean sanguinarios.

La publicación que nos honra imprimiendo nuestros sencillos escritos vino al palenque de la prensa, precisamente para hacer estudiar el capital asunto de la huelga general, más que en son de guerra, con ánimo de hallar una solución eficaz al tremendo conflicto social que hace de la vida de lo más una existencia llena de sufrimientos y privaciones.

Daremos a luz artículos y folletos adoctrinados y de táctica tantos cuantos sean menester para que los obreros y demás desheredados se capaciten de su fuerza y de su poder. No somos impacientes ni hay para qué. Bien sabemos que será larga nuestra jornada pero no dudamos que obrando metódicamente, al final de ella hallarán abundante el fruto.

Como los consejos que da Cruz en otro lugar de este número, lo mismo que los de los otros compañeros, no echarán en saco roto, es indudable, segurísimo, que llegará un día en que el proletariado se vea bastante organizado para dar el quien vive a burguesía, y entonces acaecerá el fenómeno más grande que historia haya mencionado.

Los acaparadores de las riquezas, propietarios, fabricantes, banqueros, etc, etc, y sus sostenedores: militares, curas, jueces, policías, etc, etc, en vez de ser razonables entrando en componendas y de ser inteligentes tratando de coadyuvar al cambio de régimen explotador por uno de fraternidad, querrán oponer resistencia escudados detrás de los pechos de la guardia civil y soldados que no hayan sido contaminados por nuestra propaganda, y entonces, naturalmente, las represalias serán terribles.

Cual furias desencadenadas, como de repente saliesen de sus tumbas las millares de víctimas muertas de hambre o asesinadas por todas las injusticias gubernamentales, ávidas de venganza feroz, cual torrente devastador se echará la masa popular sobre tantos obstáculos se opongan a su reivindicación suprema, y entonces si que la sangre correrá y se desparramará por doquier…

¡Que lamentos! !Que imprecaciones odias!

Serena, firme y sin inmutarse seguirá su camino la Revolución triunfante sin deplorar acaso la sangre perdida, fija la mente en la nueva era de la justicia que con el último bando de sangre humana se instaurará por primera vez, dando origen a una sociedad realmente digna de ser vivida.

(Fuente)

CERO