La huelga general. Periódico Libertario. Nº 8

La coacción siempre viene de arriba; por la huelga general vendrá de abajo.
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En el régimen capitalista vigente los trabajadores se hallan sometidos a coacción constante.
Los fabricantes empiezan por despedir a los iniciadores de todo movimiento societario con el único objeto de hacer coacción a los que intentasen continuar sus propósitos de asociación.
Si, a pesar de esto, logran los operarios entenderse para reclamar aumentos de salario o disminución de horas de trabajo, contestan negativamente los patronos, seguros de que el céntimo no podrá resistir ante el billete de banco ; coacción manifiesta.

Cuando el céntimo heroico intenta levantar la cabeza, vienen los mausers, los sables despiadados o la tranca policiaca a cometer la más infame coacción.
Coacción es todavía la que se hace la misma clase obrera con sus esquirols, producto fatal del maldito régimen capitalista.

Coacción es la que hace la prensa burguesa, monárquica o republicana, y también la socialista adormidera con su sistemático afán de adulación a los poderosos, aconsejando templanza o haciéndolo esperar todo de los poderes públicos.

Coacción, pero coacción disfrazada, es la que ejercen ciertos políticos de oficio que se entrometen so capa de protección para conservar prestigios en peligro o para preparar futuras campañas electorales.

Por fin, coacción es, y la mayor, esa inseguridad del mañana en que la clase poseedora tiene constantemente a los desheredados, amenazándoles con el hambre y la persecución.

Y no se nos venga ahora diciendo que los explotados de siempre cometan a acciones en tiempos de huelga.

Cuatro palos por aquí, una cabeza rota por allá, una caja de utensilios o herramientas desparramadas por acuda, y algunos trastos burgueses echados a perder en alguna que otra parte, ¿ que representa todo eso en comparación de la coacción patronal protegida y apoyada por la autoridad y amparada por la fuerza pública?

Otra cosa sucedería si la fuerza productora tuviese plena conciencia de su poder.
De todos modos, la coacción vengadora vendrá cuando, desvanecidos todos los falsos prestigios, quiera el proletario dejar de ser instrumento enriquecedor, para convertirse en dueño absoluto de su trabajo.

(Fuente)

CERO