La Huelga General. Periódico Libertario. Nº 5

Primero regional, después veremos

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Que no nos suceda á los libertarios por la huelga general, lo que á los republicanos portugueses por la revolución política, que decían y dicen estar preparados para hacerla; pero que aguardarán á los republicanos españoles para efectuarla de común acuerdo. ¡Y los años pasan y pasan…!

Lo más probable es que la huelga general, antes de ser internacional, sea nacional, y antes de nacional, sea regional. Que no les preocupe a los compañeros lo que hagan en otras regiones ó en los otros países.

Prepárense en sus localidades respectivas; organícense los oficios varios de una comarca; tomen los panaderos, harineros, matarifes y cuantos se relacionan con los productores de alimentación y servicios de transporte y las medidas necesarias para dejar asegurado el servicio de distribución al día siguiente de la revolución, y aprovéchese luego de la primera oportunidad para declarar la huelga general.

Tengamos por seguro que si en un punto importante, cualquiera de una nación toma posesión la clase proletaria del patrimonio universal, haciendo desaparecer cuanto recuerde la sociedad capitalista, poco han de tardar en imitarles los trabajadores de las comarcas vecinas.

Empezada ya la nueva producción cambio y repartición de productos se podrá proceder al derribo de calles y barrios malsanos; construcción de casas higiénicas; incautación de todo el metálico y papel moneda existente en casas particulares, bancos y oficinas públicas, cuyo dinero dejará de tener circulación en país comunista, reservándolo la Federación para las indispensables compras en otras regiones u otros pueblos.

Que no teman los revolucionarios la intervención extranjera, cuando haya triunfado su obra. Al menor intento de restablecer un gobierno cualquier nación vecina declarará también la huelga general y entonces comenzaría la federación comunista Internacional.

Activemos, por lo tanto, la organización comarcal de los trabajadores para la huelga general como preludio de la Revolución Social.


(Fuente)

CERO

La Huelga General. Periódico Libertario. Nº 3

La huelga general enriquecerá á los pobres sin empobrecer á los ricos.

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La creencia de que los ricos hacen vivir á los pobres y que sin ellos habría aún más miseria, está tan arraigada, que ha de costar mucho trabajo convencer de la falsedad de tal creencia.

Ni los pobres necesitan á los ricos ni estos a aquellos.

Bastará una organización razonada del trabajo y de la distribución equitativa de sus productos para que desaparezcan las dos clases en que se divide hoy la sociedad de los productores y consumidores; esto es, de pobres y ricos.

Una huelga general bien estudiada y practicada podrá únicamente lograr la edad de oro soñada por los altruistas pasados y presentes.

Beneficiarán de ella todos cuantos hoy han de privarse de algo: mendicantes trabajadores, empleados, pequeños comerciantes y la mayoría de los poseedores de títulos universitarios.

En cambio, los que se llaman ricos continuarán siéndolo, porque se les podrá dejar en el uso de sus lujosas habitaciones, facilitándoles además cuanto es necesario para la vida.

Con la entrada de su superfluo en el patrimonio universal, suelo, subsuelo y maquinaria bastará para que la producción satisfaga á todas las exigencias.

Ahora bien.

¿Es posible una huelga general?

Si.

¿Cómo llegará á producirse?

Cuando un suficiente número de trabajadores y empleados se crean capaces de organizar lógicamente la sociedad.

¿Que medidas deberían adoptarse desde el primer momento para asegurar su triunfo?

Las federaciones de oficios empezarán solamente la producción y el cambio de productos cuando hayan disuelto, derribado y exterminado todos los engranajes que componen el régimen capitalista; Estado, sostenido moralmente por la iglesia y materialmente por el ejército; Tribunales, sostenidos por la policía.

¿Qué será de los polizontes, de los jueces y togados, militares, curas y empleados públicos?

Siendo los más débiles después, habrán de amoldarse al nuevo estado de cosas y serán los primeros en aceptar el nuevo modo de ser, que les asegurará dignamente la vida sin otra obligación que la de contribuir al sostenimiento del régimen de solidaridad humana.

Los ricos serán más felices que hoy porque continuarán gozando sin ver sufrir á los demás.

Los pobres no tendrán envidia de los ricos porque no carecerán de nada.


(Fuente)

CERO

La Huelga General. Periódico Libertario. Nº2

Dios ó el Estado: NO; La Huelga General: SI
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No se encontrará á una persona de buena fe, por poco ilustrada que sea, que no confiese que la religión, ya católica, ya protestante, mahometana ó budista, haya logrado la paz y el bienestar de los seres humanos.

Ningún político, de cualquier partido ó de no importa que independencia se de, podrá asegurar que su sistema de gobierno garantice la libertad absoluta de hablar y escribir ó asegure el derecho a la vida.

Tanto los que quieren dar la supremacía al clero como los que esperan todo de un estado más ó menos laico, todos sostienen que ha de haber pobres y ricos, amos y servidores.

Ni los unos ni los otros buscan la emancipación económica y política del individuo.

Son excusables los primeros liberales, que al darse cuenta del engaño religioso se dedicaron á fundar un Estado libre del contacto de Roma , porque podían creer que todo el mal venía de la iglesia.

Pero los que ahora practican el sistema parlamentario: monárquicos, republicanos ó socialistas, engañan á sus electores, cual los curas abusan de la credulidad de sus feligreses, al hacerles esperar que con el gobierno de su partido ó con el programa de su invención llevarán la libertad y la paz al seno de la nación.

No existe ningún elector que pueda citar un Gobierno como bueno. Ni los siglos desde que viven la religiones, ni los reyes que se sirvieron de cortes y Asambleas, ni aun el siglo pasado ocupado casi todo por gobiernos parlamentarios sacaremos como ejemplo de la inutilidad de delegar a nadie el cuidado de nuestros intereses. Nos bastarán los años que el partido socialista gubernamental lleva de lucha electoral. ¿Qué beneficio han obtenido los trabajadores yendo a votar? En cambio, al alcance de cualquiera está que si el tiempo empleado por los socialistas en luchas electorales lo hubiesen dedicado a la organización de las clases productoras y á la propaganda antimilitar, hace tiempo que una huelga general habría dado al traste con la sociedad burguesa.

A los libertarios toca hacer comprender estas verdades á cuantos inconscientes creen en la panacea del voto como si fuese la hostia que ha de llevarles al paraíso.

La emancipación completa de los trabajadores no vendrá ni de la iglesia ni del estado, sino de una huelga general que destruya ambas cosas.


(Fuente)

CERO

La huelga General. Periódico Libertario. Nº1

La propiedad y los Anarquistas


Locos y razonables

Sabido es que la mayoría de las personas saben de las cosas lo que á su diario le conviene hacerles saber. Pocos son los que reflexionan sobre lo que leen y los que han podido enterarse del ideal anarquista.

Para el vulgo, los ácratas son asesinos feroces pagados por los jesuitas ó por vividores embaucadores; que si por imposible un día llegaran á gobernar no habría nada seguro ni nadie podría poseer el menor objeto para sí, ya que persiguen la destrucción de la propiedad.

Hay que pensar, y habrá que repetirlo á menudo, que en una sociedad razonable, es decir anarquista, cada cual tendrá su casa, sus muebles, su prendas de vestir, sus obras de arte, sus instrumentos de trabajo, en fin, cuanto pueda hacer agradable la vida.

Naturalmente que no pasaremos de un régimen de locos como el basado sobre la autoridad y propiedad que venimos gozando, á uno de solidaridad y verdadera fraternidad cual un cambio de decoración en un teatro, sino que exigirá toda la propaganda, toda la instrucción y aun todo el ejemplo que los lógicos habremos de dar á los ilógicos, á los irreflexivos, á los irracionales, á la gente loca que compone la inmensa mayoría de hoy.

Los anarquistas queremos destruir la propiedad tal como existe; por que es producto de la explotación de unas personas sobre otras, del privilegio otorgado por los gobiernos ó del derecho del más fuerte.

Los ácratas no queremos que haya propietarios de grandes extensiones de terreno al lado de familias que no tienen donde reposar sus cuerpos, ni herederos de fortunas y herederos de miserias.

Los libertarios no queremos que baste un título ó un testamento para pasarse su vida sin trabajar.

En la sociedad ideal anarquista la educación é instrucción de la infancia se harán de modo que todos comprendan la necesidad del trabajo sin otras excepciones que las dolencias físicas inexcusable; y como no habrá el mal ejemplo actual de que unos trabajan y otros se pasea, de que estos comen y aquellos bostezan, todo el mundo contribuirá a la producción de la riqueza común en la medida de sus fuerzas y todos comerán según apetito. Fácil será a los educadores inculcar a los niños el gusto y la obligación general al trabajo.

Siendo los humanos razonables, al contrario de lo que hoy sucede, hallarán sin grandes quebraderos de cabeza la manera de ser en vida propietarios de lo que les rodee y amen, sin que este derecho a la propiedad pueda perjudicar a nadie ni crear supremacía de especie alguna.

Precisamente la locura de los que no comprenden la anarquía estriba en la imposibilidad que tienen de concebir una sociedad razonable.


(Fuente)

CERO