La huelga general. Periódico Libertario. Nº 8

La coacción siempre viene de arriba; por la huelga general vendrá de abajo.
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En el régimen capitalista vigente los trabajadores se hallan sometidos á coacción constante.
Los fabricantes empiezan por despedir á los iniciadores de todo movimiento societario con el único objeto de hacer coacción á los que intentasen continuar sus propósitos de asociación.
Si, á pesar de esto, logran los operarios entenderse para reclamar aumentos de salario ó disminución de horas de trabajo, contestan negativamente los patronos, seguros de que el céntimo no podrá resistir ante el billete de banco ; coacción manifiesta.

Cuando el céntimo heroico intenta levantar la cabeza, vienen los mausers, los sables despiadados ó la tranca policiaca á cometer la más infame coacción.
Coacción es todavía la que se hace la misma clase obrera con sus esquirols, producto fatal del maldito régimen capitalista.

Coacción es la que hace la prensa burguesa, monárquica ó republicana, y también la socialista adormidera con su sistemático afán de adulación á los poderosos, aconsejando templanza ó haciéndolo esperar todo de los poderes públicos.

Coacción, pero coacción disfrazada, es la que ejercen ciertos políticos de oficio que se entrometen so capa de protección para conservar prestigios en peligro ó para preparar futuras campañas electorales.

Por fin, coacción es, y la mayor, esa inseguridad del mañana en que la clase poseedora tiene constantemente á los desheredados, amenazándoles con el hambre y la persecución.

Y no se nos venga ahora diciendo que los explotados de siempre cometan a acciones en tiempos de huelga.

Cuatro palos por aquí, una cabeza rota por allá, una caja de utensilios ó herramientas desparramadas por acuda, y algunos trastos burgueses echados á perder en alguna que otra parte, ¿ que representa todo eso en comparación de la coacción patronal protegida y apoyada por la autoridad y amparada por la fuerza pública?

Otra cosa sucedería si la fuerza productora tuviese plena conciencia de su poder.
De todos modos, la coacción vengadora vendrá cuando, desvanecidos todos los falsos prestigios, quiera el proletario dejar de ser instrumento enriquecedor, para convertirse en dueño absoluto de su trabajo.

(Fuente)

CERO

 

 

 

Atalya Ben-Abba. Declaración previa a su entrada en prisión (2017)

Hola, soy Atalya Ben-Abba, tengo 19 años y soy de Jerusalén. El 6 de febrero de 2017 declararé mi objeción de conciencia al servicio en el ejército israelí y seré enviada a una prisión militar por un período de tiempo indeterminado. Lo hago con pleno conocimiento e intención de asumir las consecuencias de este acto, porque creo que para garantizar la seguridad de todas las personas que viven aquí es necesario cambiar por completo la política del Gobierno y poner fin a la ocupación.

Crecí en el barrio de Musrara, en Jerusalén. Cuando era pequeña, mi madre y yo solíamos pasear por la Ciudad Vieja, que está cerca de nuestra casa. Disfrutaba de esos paseos, todo era tan diferente y emocionante, dulces y platos distintos, un idioma diferente. Y entonces, cuando tenía unos seis años, el conserje de mi colegio murió en un atentado terrorista. Entonces comprendí que vivíamos en guerra y que todos nosotros, judíos y árabes, vivíamos con miedo. Cuando mi madre y yo fuimos a la Ciudad Vieja unos días después, intenté esconderme detrás de ella y, al darse cuenta de que me comportaba de forma extraña, me detuvo y me preguntó qué pasaba. Cuando le dije que tenía miedo, me regañó y me dijo: «¿De qué tienes miedo? No hay nada que temer, estas personas son como tú y como yo, y no hay motivo para sentirse amenazado por ellas». Ese momento fue muy importante para mí, una de las razones por las que desde muy joven comprendí que todos somos seres humanos.

El año pasado hice un año de servicio en Ha-Shomer Hatzair, y cuando salga de prisión tengo pensado hacer servicio civil. Mi responsabilidad social como parte interesada en nuestra sociedad es importante para mí. Las personas que viven aquí son importantes para mí, todas las personas que viven aquí, y es mi responsabilidad y la responsabilidad de todos nosotros actuar para lograr una vida mejor aquí. Mi negativa a alistarme no surge de una renuncia a esta responsabilidad, sino de la comprensión de que nuestra realidad actual debe cambiar y que mi negativa es mi forma de cambiarla. Desde una posición de responsabilidad, la objeción es mi única opción.

En los últimos meses he comenzado a involucrarme en actividades en los territorios ocupados. Nuestra actividad ha consistido en documentar lo que está sucediendo allí y en acciones sobre el terreno con los palestinos. Por primera vez comprendí la profundidad de la cooperación entre los colonos y el gobierno. La política del gobierno en estos lugares también está impulsada por el deseo de convertir la vida de los palestinos en las zonas rurales en una pesadilla, con el fin de obligarlos a abandonar sus tierras para irse a ciudades superpobladas. Intentamos detener este proceso mediante la lucha conjunta de palestinos e israelíes.

Una vez hablé con un activista palestino que describió la primera vez que conoció a israelíes. Todo lo que vio, cuando era niño, fueron soldados extranjeros, hablando un idioma que no entendía, entrando en su pueblo y demoliendo casas. Les temía y estaba enfadado. Solo años más tarde conoció a israelíes que le mostraron otra cara. Al escucharlo, comprendí el ciclo sin fin en el que estamos inmersos: la violencia engendra violencia, no hay solución por este camino. La cooperación con los palestinos nos permite crear una relación que allana el camino hacia la paz y demuestra que existe la posibilidad de una asociación entre ambas partes para un futuro mejor.

Los israelíes también nos vemos perjudicados por la ocupación. Vivimos con miedo y estamos controlados por un Gobierno que nos explota y que se mueve por la sed de poder y riqueza, en lugar de por el bienestar de las personas. La paz beneficia a los intereses israelíes, nos permitirá vivir con seguridad, sin miedo ni odio. Es nuestra única oportunidad de tener una buena vida, una vida en la que podamos invertir en educación, salud y arte, en lugar de en guerra.

Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) son el instrumento del Gobierno para crear y mantener la opresión, la privación de derechos y la privación de derechos básicos, por lo que, para cambiar la situación, no puedo cooperar con ellas. Mi crítica no va dirigida a los soldados individuales, ellos no son culpables, sino a quienes dan las órdenes y elaboran las políticas. Las políticas racistas, violentas y discriminatorias crean una realidad en la que los palestinos se ven acorralados. Ignorar esto es peligroso porque nos ciega ante la única solución: la paz.

Es fácil caer en el odio. Es fácil pensar en términos de «nosotros» y «ellos», «buenos» y «malos». Puede que mis compañeros de lucha y yo no pongamos fin a la ocupación, pero nuestras acciones son el comienzo. Para cambiar realmente las cosas, tenemos que dar los primeros pasos, y por eso debo decir «¡no!» de forma decidida, porque en esta realidad la única forma de defender la democracia es la no cooperación.


Notas:

 

La Huelga General. Periódico Libertario. Nº 7

A parlamentar con gobernadores: NUNCA;

A exigir devolución de presos: SIEMPRE

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Va pasando los límites de lo tolerable lo que ocurre entre obreros y autoridades.
¿Aun no se han convencido los trabajadores que nada han de esperar de gobernante alguno?

Pretender mejora de situación, presentando peticiones á los gobernadores, es creer cándidamente que éstos pueden tener sentimientos paternales respecto a los explotados.
No. No es buen procedimiento solicitar apoyo á los que existen solamente para amparar los intereses de los capitalistas, á los que son esencialmente enemigos.

Desde el momento que los asalariados se ponen de acuerdo para reclamar algo, ya que todavía no están bastante organizados para tomarlo todo, que se entiendan directamente con sus explotadores y con ellos solos se las hayan; pero no comentan nunca la torpeza de buscar fuerza más que en su propia energía y voluntad.
A los centros oficiales sólo pueden ir con derecho propio fabricantes y patronos de todas clases, y allí, inspirados en la defensa de sus gangas sociales, intentan cuanto puedan y cuanto quieran contra sus víctimas que tienen la osadía de erguirse como humanos dignos; pero nosotros en conciencia no debemos presentarnos en demanda ni en señal de acatamiento de sus hipócritas bondades.

En nuestros centros nos hemos de reunir. Entre nosotros solos tenemos que tratar de lo que nos conviene. De nosotros han de partir las condiciones que quepa exigir. Y si alguna vez vamos al gobierno civil, no sea en la actitud humilde del que solicita protección, sino como corresponde á humanos que tienen perfecta noción de lo justo y la virilidad correspondiente.
Sí; contra la fuerza bruta no hay más que otra fuerza mayor y la conciencia del derecho.
No lo olvidemos.
Mientras nuestra solidaridad no alcance la resistencia necesaria, no descansemos en el empeño de procurarla.

No cesemos de fomentar la unión y solidaridad entre todos los trabajadores/as para las grandes reivindicaciones.

Muchos, muchísimos ya lo comprenden así, y éste, solamente éste, es el buen camino.
(Fuente)

CERO

La Huelga General. Periódico Libertario. Nº 6

¿Habrá sangre? -Si;mucha.
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No es que nosotros deseemos una revolución sangrienta. Hartas pruebas tenemos dadas de amor á la humanidad para que se nos crean sanguinarios.

La publicación que nos honra imprimiendo nuestros sencillos escritos vino al palenque de la prensa, precisamente para hacer estudiar el capital asunto de la huelga general, más que en son de guerra, con ánimo de hallar una solución eficaz al tremendo conflicto social que hace de la vida de lo más una existencia llena de sufrimientos y privaciones.

Daremos á luz artículos y folletos adoctrinados y de táctica tantos cuantos sean menester para que los obreros y demás desheredados se capaciten de su fuerza y de su poder. No somos impacientes ni hay para qué. Bien sabemos que será larga nuestra jornada pero no dudamos que obrando metódicamente, al final de ella hallarán abundante el fruto.

Como los consejos que da Cruz en otro lugar de este número, lo mismo que los de los otros compañeros, no echarán en saco roto, es indudable, segurísimo, que llegará un día en que el proletariado se vea bastante organizado para dar el quien vive á burguesía, y entonces acaecerá el fenómeno más grande que historia haya mencionado.

Los acaparadores de las riquezas, propietarios, fabricantes, banqueros, etc, etc, y sus sostenedores: militares, curas, jueces, policías, etc, etc, en vez de ser razonables entrando en componendas y de ser inteligentes tratando de coadyuvar al cambio de régimen explotador por uno de fraternidad, querrán oponer resistencia escudados detrás de los pechos de la guardia civil y soldados que no hayan sido contaminados por nuestra propaganda, y entonces, naturalmente, las represalias serán terribles.

Cual furias desencadenadas, como de repente saliesen de sus tumbas las millares de víctimas muertas de hambre ó asesinadas por todas las injusticias gubernamentales, ávidas de venganza feroz, cual torrente devastador se echará la masa popular sobre tantos obstáculos se opongan á su reivindicación suprema, y entonces si que la sangre correrá y se desparramará por doquier…

¡Que lamentos! !Que imprecaciones medias!

Serena, firme y sin inmutarse seguirá su camino la Revolución triunfante sin deplorar acaso la sangre perdida, fija la mente en la nueva era de la justicia que con el último bando de sangre humana se instaurará por primera vez, dando origen á una sociedad realmente digna de ser vivida.

(Fuente)

CERO